Que interesante son las relaciones humanas que se forjan en la niñez. Por alguna razón no nos dejan, sino que siguen ahí muy dentro y siempre presentes.

¡Hace ya medio siglo! ¿Como pasa el tiempo verdad? que fui alumna del Colegio Don Bosco en Matamoros, México. Fue mi experiencia durante mi infancia como alumna del Kinder (preescolar) y la primaria hasta el cuarto grado de la cual escribo.

Esta historia es sobre las amiguitas que formaron parte de mi primer circulo social. Con las que jugué beisbol con pelota de tenis para pegar unos home runs de película. Jugabamos voleibol, a los Jacks y la cuerda. ¿Alguien recuerda las rondas infantiles? El Colegio Don Bosco tenía su equipo y competíamos con otras escuelas. ¡No se te vaya a salir el zapato o a caer al tocado porque te quitan puntos! Nos decíamos emocionadas esperando que no aconteciera lo que más temíamos; ¡que alguien se cayera!

El año pasado y gracias a la tecnología, me reencontré con estas amiguitas del Don Bosco. Le pedí a una de ellas, con la que seguí en contacto a través de los años, que me invitara a las meriendas mensuales y así lo hizo. No puedo explicar la emoción y los nervios que sentí cuando las volví a ver. ¡Me sorprendió que todas estamos igualitas! Y para aquellos a quien esto les cause gracia, me refiero a que podría haberlas reconocido en cualquier lugar, sin problemas porque su luz sigue ahí. Sus miradas y sus sonrisas siguen igual que hace ya varias décadas. Piénsenlo bien, no siempre es esto algo común. ¿Cuántas veces no reconocemos a personas que conocimos hace ya tiempo?

Estoy infinitamente agradecida porque me recibieron con gusto y con palabras cariñosas. Como si nunca nos hubiéramos separado. Por ser Matamoros una ciudad chica – al menos en esos tiempos- pues si sabíamos de nosotras, pero ya sin ninguna relación cercana. Volver a convivir con ellas ha sido una experiencia muy sanadora y muy especial.

Poco a poco hemos ido reconectándonos, como retomar un bordado al cual habíamos abandonado. Pienso en bordado quizá porque bordar era una de las manualidades que nos enseñaron  las hermanas del Don Bosco. Estos reencuentros son los hilos que continúan el trabajo de bordar nuestra vida con todas sus curvas y matices. Algunas de nosotras ya somos abuelas. Todas somos mujeres exitosas en el trabajo y en lo personal. Algunas hemos sufrido, y algunas otras han sufrido más. Todas somos felices o tal vez es que por nuestra fe hemos aprendido a vivir felices a pesar de la vida misma. Rezamos, reímos y compartimos vida.

Hace unos días durante una de nuestras reuniones recordábamos las travesuras y los viajes a la catedral cada primer viernes del mes. Recordamos la emoción de abrir la caja donde se guardaban nuestros velos blancos que prendíamos a nuestra cabeza con una peineta. Yo recuerdo mi nombre en letras blancas grabadas con aquellas maquinitas que presionaban letras sobre bandas de plástico las cuales estaban sobre la peineta de color transparente. Todas recordamos lo hermosas que nos sentíamos con nuestro uniforme de gala con saco blanco bordado con el escudo del colegio. Recordamos los tacos de tortilla de harina y las empanadas a la venta durante el recreo. Hicimos nuestra primera comunión juntas y vestidas de monjitas en blanco y con sandalias hechas de cuero y cordón con una cruz de madera colgando del cuello. Recordamos al sacerdote que oficio la misa. ¡Más que nada porque era un italiano muy guapo!  Tan chiquitas y ya apreciabamos la belleza masculina.  Bailábamos mucho. Yo creo que era la forma en que las hermanas intentaban drenarnos de energía para poder concentrarnos en los estudios.

Con nuestro uniforme de gala.

Alguien dijo que recordar es vivir. También es alegría y a veces tristeza, y mucha nostalgia, pero más que nada recordar nos invita a reflexionar sobre nuestras vidas. A donde vamos y de donde venimos. Quien somos y quien fuimos y porque a pesar de los años y la distancia esta amistad sigue tan viva como nunca.

¿Porque nos sentimos tan bien cuando nos reencontramos con amigas de la infancia? Le pregunté a mi amiga Gladys López Peña quien es psicoterapeuta y arte terapeuta en Matamoros. Gladys me dice que mis amigas y yo llevamos dentro a aquella niña chiquita que se quedo en el ayer. Somos como muñecas Matrioska. Desarrollamos capas de experiencias conforme vivimos. Lo hermoso es que, como en este caso, los recuerdos son agradables. Esa niña no se fue y ciertas experiencias como las sonrisas y las miradas de nuestras amigas, algunos aromas, algunas imágenes, la música y ciertos sabores la despiertan.

También me comenta Gladys que, en nuestro caso, éramos niñas con experiencias familiares muy semejantes. Todas veníamos de familias católicas y de hogares en donde se valoraban los mismos principios y se tenía la misma estructura. Donde los padres buscaban lo mejor para sus hijos.

Desde el momento en que nacemos hasta los siete años, nuestra mente graba la forma en que nos relacionamos con otros, lo que escuchamos y vemos de la relación de nuestros padres, como resuelven diferentes situaciones y como nos tratan. Por tal caso es que Gladys me comenta sobre la importancia de que los padres estén bien conscientes de su comportamiento enfrente de sus hijos.

“Esa bebé se quedó ahí atrapada.” Me dice Gladys. “Tu infancia se queda intacta con todas las sensaciones imagines y aromas  Por eso se abre igual que como fue. Nunca somos los mismos ya no eres esa niña, pero regresar a esa parte de tu vida limpia y pura es ciertamente refrescante.”

Para terminar un consejo con mucho cariño.

Así como vamos al dentista a limpiarnos los dientes, o al SPA a ponernos bellas o al gimnasio para mantener la salud física así también necesitamos cuidar nuestra salud emocional. Buscar el equilibrio dentro de esta cultura desmesurada que vivimos llena de emociones fuertes y tensión que terminan enfermándonos. La terapia de amigas funciona muy bien pero también asistir y platicar con un(a) terapeuta es buena práctica. Les recomiendo a mi amiga Gladys. Su dedicación y conocimiento merece mención. Pueden seguirla y  encontrar toda su información visitando su pagina en Facebook.

Advertisement